Resumen
Una dieta equilibrada en los niños pequeños (1-3 años de edad) es suficiente para cubrir las necesidades de todos los nutrientes. Sin embargo, en nuestro medio es frecuente que se consuman algunos en exceso (p. ej., proteínas) o que un porcentaje de niños ingiera cantidades insuficientes de otros, fundamentalmente hierro, ácido docosahexaenoico y vitamina D.
El uso de alimentos diseñados para lactantes (fórmulas de continuación) o de algunos alimentos enriquecidos para niños pequeños (p. ej., leche de crecimiento) puede ayudar a alcanzar los requerimientos en tales situaciones.
La composición de las leches de crecimiento que se comercializan en España es muy heterogénea. En algunos casos es parecida a la de las fórmulas de continuación, pero en otros se asemeja más a la de la leche de vaca. Por ello, la evaluación de las leches de crecimiento debe hacerse de manera individual para cada marca.
La ingesta de leche debe englobarse en el contexto del resto de la dieta diaria. A partir de los 12 meses, la utilización de una fórmula de continuación, leche de crecimiento o incluso leche de vaca, debe valorarse individualmente en cada niño teniendo en cuenta el resto de alimentos que recibe a lo largo del día, el seguimiento habitual de una dieta equilibrada, el riesgo de una ingesta deficiente de algún nutriente, o si el propio niño tiene riesgos nutricionales (niños prematuros, que reciben dietas restrictivas por razones médicas, malos comedores o con hábitos nutricionales incorrectos no fácilmente corregibles, etc.).
Además de repasar las principales características y deficiencias de la dieta de los niños pequeños y revisar el contenido en nutrientes de las leches de crecimiento, en este artículo se intenta contestar a algunas de las preguntas más frecuentes sobre su uso.