Resumen
En las últimas dos décadas hemos asistido a una revolución en el conocimiento cientÃfico de la fisiologÃa y las alteraciones del equilibrio ácido-base. En la primera parte de esta serie de artÃculos revisamos el modelo «tradicional», la aproximación centrada en el bicarbonato y basada en el trabajo pionero de Henderson y Halsselbalch, que es aún la más utilizada en la práctica clÃnica diaria. En la segunda y la tercera parte revisamos la teorÃa de otros modelos más modernos, particularmente el de Stewart, derivado al final de los años setenta desde las leyes de la quÃmica fÃsica. Con este modelo, tal como fue desarrollado por Peter Stewart y Peter Constable, utilizando la presión parcial de dióxido de carbono (pCO2), la diferencia de iones fuertes (SID) y la concentración total de ácidos débiles ([Atot]), somos capaces de predecir con exactitud la acidez del plasma y deducir el saldo neto de iones no medidos (NUI). La interpretación del equilibrio ácido-base no será nunca más un arte intuitivo y arcano. Se ha convertido en un cálculo exacto que puede realizarse automáticamente con ayuda del software moderno. En las últimas tres partes, utilizando a pie de cama el strong ion calculator y la historia clÃnica, mostraremos cómo el modelo fisicoquÃmico cuantitativo tiene ventajas sobre los tradicionales, principalmente en las situaciones fisiológicas extremas que se viven con los pacientes de la unidad de cuidados intensivos pediátrica o en las alteraciones congénitas del metabolismo.