Acta Pediátrica Española

ISSN 2014-2986
Acta Pediatr Esp. 2013; 71(1): 28

Cine y pediatría. Una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica

Cine y pediatría. Una oportunidad para la docencia y la humanización en nuestra práctica clínica

J. González de Dios. Madrid: Exlibris Ediciones, S.L., 2012; 220 págs.

En ocasiones se comenta que hay gente que «lleva una vida de cine», refiriéndose a lo bien que les va la vida, y en otros casos hay vidas complicadas que podrían ser el guión de una buena película.

El pediatra Javier González de Dios ha escrito un libro que recoge una selección de películas cuyo interés común reside en que las protagonizan niños y sus familias que afrontan distintos problemas. El índice es generoso y permite encontrar en él la mayoría de temas «pediátricos» en celuloide. El autor, sin duda, es un excelente pediatra, pero a la vez es un excelente cineasta, pues la información que ofrece en Cine y pediatría es clara y concreta. Los temas más taquilleros, como los problemas de la adolescencia, comparten cartelera con los temas más difíciles y delicados, como el de algunas malformaciones congénitas y los síndromes definidos como enfermedades raras. Se comentan películas sobre temas sociales, como el maltrato infantil, la guerra, la delincuencia o la pobreza, y no faltan, claro, películas donde la enfermedad oncológica es la protagonista.

El singular acierto de Cine y pediatría es haber recopilado estas películas con el objetivo de convertir el libro en material docente. Es una publicación que puede interesar a públicos diversos, y es útil para el pediatra, que podrá ver reflejada en la pantalla alguna situación difícil que le ha tocado vivir; igual les sucederá a maestros, psicólogos, profesores, enfermeros y asistentes sociales. Supondrá un interés especial para los padres de niños con enfermedades difíciles: la mayoría de las veces el protagonista de la película no es un actor, sino un niño con el mismo problema que su hijo. Pueden aprender y corregir comportamientos y valorar de otra forma la enfermedad.

El cine es una herramienta educativa, en este caso para los niños, familiares y profesionales sanitarios implicados, pero el poder educativo del cine es universal. Como comenta el autor, el cine es un despertador de emociones dentro de la cultura del espectáculo. Las películas en que la infancia y la adolescencia están presentes adquieren una envergadura sentimental distinta, y los mensajes calan más hondo y con mayor facilidad.


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