Resumen
Introducción: Los hábitos alimentarios inadecuados y la vida sedentaria son tal vez la principal causa del alarmante aumento de la obesidad infantil, que se encuentra estrechamente relacionada con los trastornos de la conducta alimentaria. La escuela constituye un lugar ideal para la formación en estilos de vida saludables.
Material y métodos: El objetivo de este estudio de intervención comunitaria, longitudinal y prospectivo, es valorar la modificación de los hábitos de alimentación y de actividad fÃsica, tras un año de educación sanitaria en dos colegios durante el curso escolar 2003-2004, con 501 niños escolarizados de 3-16 años. Para ello, se diseñaron encuestas, que se pasaron antes y después de la intervención. La intervención se realizó sobre escolares, padres y profesores.
Resultados: Destaca una baja ingesta de legumbres, verduras, hortalizas y pescado. El 5,1% de los niños encuestados acude a clase sin desayunar. Las mejoras conseguidas tras el periodo de intervención son: en el desayuno, un descenso en la frecuencia de ingesta de bollerÃa industrial (p <0,000); en el almuerzo, una disminución del consumo de snacks (p <0,000), y en la merienda, también disminuye la frecuencia de bollerÃa, refrescos (no se incluyen zumos envasados) y snacks. El 40% de los niños no realiza ejercicio fÃsico fuera del horario escolar, y un elevado porcentaje de ellos ve la televisión más de dos horas; aun asÃ, hemos constatado un descenso significativo en el tiempo dedicado a ver la televisión (p <0,005).
Conclusiones: Tras un año de educación sanitaria en la escuela, hemos podido observar escasas mejoras en los hábitos de alimentación. Es necesario fomentar la actividad fÃsica a edades más tempranas y disminuir las horas dedicadas a la televisión, la videoconsola o el ordenador. La escuela es el mejor lugar para desarrollar estos programas, pero es difÃcil implicar a los padres.