Sesenta años de pediatrÃa inacabada
M. Cruz Hernández
Ergon, 2010
Los pediatras españoles tenemos la suerte de poder conocer la historia de la pediatrÃa de nuestro paÃs contada por uno de sus protagonistas, tal como dice el autor en el subtÃtulo «Páginas vividas de la historia pediátrica contemporánea». A lo largo de casi trescientas páginas, el profesor Cruz relata su vida de pediatra, iniciada en el año 1948, cuando ganó la plaza de alumno-interno de la Facultad de Medicina de Granada. Y con este arranque va desglosando sus quehaceres médicos y sus vivencias hasta hoy mismo. Esta vida que inició como «niñólogo» (según le adjetivaron el profesor Ortiz de Landázuri y sus colaboradores) en la España de finales de los cuarenta está contada con detalle en una doble vertiente: la profesional y la social. AsÃ, podemos ir conociendo cómo fue cambiando su vida, de alumno-interno a catedrático, de Granada a Barcelona; quiénes fueron sus compañeros y con quién compitió en cada momento, quiénes fueron sus maestros y quiénes sus alumnos; cómo ha ido evolucionando su visión de la pediatrÃa, del sentido de las publicaciones médicas, de la interpretación de lo que es el currÃculum vÃtae y un largo etcétera que es imposible resumir en unas pocas lÃneas.
Pero junto a este aspecto personal el libro va recogiendo la evolución de lo que ha sido España a lo largo de estos años. Los pediatras más jóvenes podrán entender mejor lo que significaba trabajar en aquellos años en los que el profesor Cruz inició su carrera pediátrica, en comparación con lo que significa trabajar hoy en un mundo de conocimientos globalizados. El cómo eran las oposiciones en aquellos años a cómo son hoy, lo que significó la creación de la red de hospitales de la Seguridad Social, el sentido de los primeros Colegios de Médicos o de la Real Academia de Medicina, etc. muestran la evolución social que ha habido en nuestro paÃs. Y se entiende el porqué de las diferencias existentes entre España y el resto de Europa en los años cincuenta, paralelas a las presentes en el mundo de la pediatrÃa, actualmente inexistentes. Y el lector comprende que ha sido gracias a la labor de pediatras como él.
El libro tiene una lectura fácil, salpicada de anécdotas, muchas divertidas, otras trágico-cómicas (por ejemplo, cuando explica lo que ganaba un catedrático). Y sin darse cuenta el autor nos muestra sus conocimientos, que van mucho más allá de la pediatrÃa, con citas que van desde los clásicos a Pessoa.
El profesor Bueno hace un prólogo admirable en el que trata al profesor Cruz de maestro. Este libro ayuda a que todos los pediatras, además de informarnos y divertirnos, podamos sentirnos discÃpulos suyos.